miércoles, 9 de enero de 2013
Como lograba tranquilizar david al rey saul
Saúl figura de la Biblia, proclamado primer rey de Israel a finales del siglo XI a. C., aparece relatado en el libro bíblico I Samuel (a partir del capítulo 9 hasta el 31) y ha constituido un tema de inspiración tradicional en el arte y literatura occidentales.
Ante las súplicas del pueblo al ya anciano juez Samuel para que nombrara un rey que los librara de los invasores filisteos, aquel, aunque creía que Dios debía ser el único soberano de Israel, consultó a Yahveh y ungió a Saúl, de la tribu de Benjamín. Saúl, hombre de gran valor y gran estatura, se mostró al principio un rey firme, que derrotó a amonitas, moabitas y filisteos, y estableció su capital en la ciudad liberada de Jabes de Galaad.
En el capítulo 15 de I Samuel encontramos cómo Saúl es rechazado por Yahveh dada su desobediencia en instrucciones de guerra específica (1 Samuel 15:22). Debido a esto ordenó a Samuel que consagrara secretamente a David. Éste marchó a la corte de Saúl como arpista, pero los continuos triunfos militares que sucedieron a su victoria frente a Goliat provocaron los celos del rey, que intentó matarlo y debido a que Dios se había alejado de él en consecuencia (1 Samuel 16.14). Gracias a la ayuda de su amigo Jonatán (1 Sam. 19) y a su esposa Mical, hija de Saúl, David pudo huir. La separación indubitable de Dios respecto a Saúl se lee en 1 Samuel 28.15.
La narración bíblica sobre Saúl describe que éste, poseído por la ira ante la admiración del pueblo y de su propia familia por David, perdió paulatinamente la razón. Desesperado, evocó el supuesto espectro de Samuel, que profetizó una gran derrota de su ejército y su muerte. Al día siguiente, los filisteos destrozaron el ejército israelita en la batalla del monte Gilboa y Saúl, para evitar su captura ya herido, se dio muerte junto a sus hijos (1 Sam 31.4).
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