La función del órgano en la catedral es la de acompañar a los cantores cuando se interpreta canto llano y canto de órgano o polifonía, y hacer solos en momentos determinados del acto litúrgico. Toda catedral que se precie debe tener uno, de hecho la mayoría de ellas lo tienen, pero muchos hace tiempo que están mudos. No solo la catedral vive de sus arcos apuntados, de sus bóvedas de crucería o de sus vitrales; también lo hace cuando suena el órgano imitando sonidos de violín, flauta u oboe, llenando el espacio ascendente de ecos plebeyos, burgueses y celestiales.
Primeramente voy a hacer un pequeño resumen del origen y desarrollo de este instrumento hasta nuestros días y posteriormente describiré algunos de ellos que se encuentren en catedrales que por su importancia merezcan ser descritos.En latín, organum designa cualquier instrumento; como nombre propio, señala el instrumento por excelencia de la música, en el cual mediante un mecanismo que los ponga en la mano de un mismo hombre, se reúnen o tratan de reunirse todos los instrumentos (órganos) o su imitación. Su construcción no tiene otra limitación que la posibilidad dicha de abarcar todos los instrumentos, quedando fuera de su alcance los de percusión y los de punteo. Tres elementos principales entran en su construcción: 1º, la tubería; 2º, el mecanismo pulsador, teclado y sus anexos y 3º, el aparato propulsor de aire o fuelles.
La flauta simple fue el elemento primordial; desde que al hombre se le ocurrió la idea de hacer sonar dos o más tubos a la vez, el germen del órgano quedó establecido. La tradición griega atribuye al dios Pan la invención de unir varias cañas con cera:
Pan primus calamos cera conjungens plures instituit (Virgilio).
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